Descubren nuevas formas de un insecticida controversial

El imidacloprid es un insecticida ampliamente usado en la agricultura y otros sectores como en el control de vectores de enfermedades. Actúa en los insectos por contacto e ingestión, tiene una acción sistémica en las plantas y posee un largo efecto residual, por lo que en entornos agrícolas, se ha visto implicado en la alarmante disminución de los polinizadores.

Este insecticida controversial es parte de la familia de insecticidas neonicotinoides, que actúan sobre el sistema nervioso central de los insectos uniéndose al mismo receptor que la nicotina. Cuando los insectos aterrizan en superficies rociadas con imidacloprid, las moléculas de insecticida se absorben de los cristales a través de sus patas, alterando sus sistemas nerviosos. 

Debido a los efectos no deseados sobre otros organismos el imidacloprid ha sido prohibido en la Unión Europea, pero aún se comercializa como ingrediente activo en diversas marcas de insecticidas en muchos países. Por lo tanto, realizar esfuerzos por reducir el impacto ambiental del imidacloprid y otros agroquímicos es un objetivo relevante para limitar la reducción de polinizadores.

Con este objetivo, un equipo de científicos del Departamento de Química y del Instituto de Diseño Molecular de la Universidad de Nueva York, desarrolló siete formas cristalinas de imidacloprid que funcionan hasta nueve veces más rápido que la versión original, lo que significa que se puede usar una cantidad menor para controlar plagas, al tiempo que se reduce la posibilidad de dañar a otros organismos, como las abejas.

Créditos: Xiaolong Zhu. 

Los resultados del trabajo fueron divulgados recientemente en un estudio publicado en Journal of the American Chemical Society y según el profesor de química y líder de la investigación, Bart Kahr:

Mediante el uso de formas modificadas de imidacloprid, podemos tener una estrategia sostenible para mejorar la capacidad del insecticida para controlar los vectores de enfermedades de los mosquitos y al mismo tiempo reducir la cantidad necesaria... Esto proporciona una vía para minimizar la exposición y el daño a otros organismos

Los investigadores probaron tres formas nuevas y estables de imidacloprid en tres tipos de mosquitos portadores de enfermedades (Aedes, que propaga el dengue, chikungunya, fiebre amarilla y ika; Anopheles, que porta la malaria; y Culex, que porta la filariasis linfática) y moscas de la fruta. Las tres formas de imidacloprid funcionaron mucho más rápido que la forma comercial, y una de ellas mató a los mosquitos nueve veces más rápido.

Esta última forma más activa de imidacloprid parece ser la más prometedora para su uso fuera del laboratorio y en el campo: sus cristales fueron fáciles de preparar mediante calentamiento y enfriamiento, permaneciendo estables a temperatura ambiente.

Según los científicos, si los reguladores en Estados Unidos y otros países no prohíben el imidacloprid, su estudio puede contribuir a minimizar la exposición ambiental y reducir la cantidad de polinizadores afectados, aunque esto requerirá más investigación.

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