Siete prioridades para acabar con el hambre y proteger el ambiente

Un artículo publicado en días recientes en Nature indaga y profundiza sobre los retos y elementos clave que los científicos deben asumir para acelerar la transformación hacia sistemas alimentarios más saludables, sostenibles, equitativos y resilientes.

Créditos: Pixabay.

El trabajo cuenta con la autoría de tres directivos del Grupo Científico de la Cumbre de Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas 2021, con Joachim von Braun presidente del grupo y Kaosar Afsana y Mohamed Hassan que cumplen los roles de vicepresidentes.

En el artículo los autores resaltan que el sistema alimentario mundial necesita una renovación en sus políticas e instituciones, así como en los frentes social, empresarial y tecnológico, indicando que la ciencia es una lente para asegurarse de que los cambios se integren colectivamente para brindar mejores resultados. Pero reconocen que la tarea es desafiante.

¿Cuáles son las 7 prioridades?

  • Acabar con el hambre y mejorar las dietas. Los científicos deben identificar las condiciones óptimas y las oportunidades de inversión para hacer que los alimentos saludables y nutritivos estén más disponibles, asequibles y accesibles. Tres grandes cambios en el juego son: mejorar la investigación y el desarrollo en la agricultura y la alimentación para aumentar la productividad de una manera sostenible; reducir drásticamente el desperdicio y las pérdidas de alimentos; y agregar componentes de ingresos y nutrición a los programas de protección social.
  • Reducir los riesgo en los sistemas alimentarios. Cuanto más globales, dinámicos y complejos se vuelven los sistemas alimentarios, más abiertos están a nuevos riesgos. Los científicos deben mejorar la forma en que comprenden, monitorean, analizan y comunican tales vulnerabilidades. Por ejemplo, las sequías, la expansión de los biocombustibles y la especulación financiera tras la repentina imposición de barreras comerciales provocaron aumentos de los precios de los alimentos en 2008. La pandemia de COVID-19 y los conflictos armados han sacudido las cadenas de valor de los alimentos en África este año, aumentando los precios de los alimentos. 
  • Proteger la igualdad y los derechos. La pobreza y las desigualdades asociadas con el género, la etnia y la edad restringen el acceso de muchas personas a alimentos saludables. Los investigadores socioeconómicos deben sugerir formas inclusivas de transformar los más de 400 millones de pequeñas explotaciones agrícolas en todo el mundo. Deben identificar vías para salir de acuerdos injustos y poco equitativos sobre la tierra, el crédito y el trabajo, y potenciar los derechos de las mujeres y los jóvenes.
  • Impulsar la biociencia. Los investigadores deben encontrar formas de restaurar la salud del suelo y mejorar la eficiencia de los cultivos, el mejoramiento de cultivos y la recarbonización del suelo y la biosfera. Es necesario promover fuentes alternativas de proteínas saludables, como las proteínas de origen vegetal y las derivadas de insectos, incluso para la alimentación animal. 
  • Proteger los recursos. Se necesitan herramientas para ayudar a las personas a gestionar los suelos, la tierra y el agua de forma sostenible. Por ejemplo, los dispositivos digitales portátiles y la teledetección pueden rastrear las concentraciones de carbono del suelo y otros nutrientes. Los sistemas de inteligencia artificial y los drones permiten a los agricultores detectar áreas que necesitan riego, fertilización y protección contra plagas. 
  • Pesca sostenible. Hasta ahora, la mayor parte de la atención prestada a los alimentos se ha centrado en la agricultura basada en el suelo. Los peces, mariscos y plantas acuáticas como las algas tienen mucho que ofrecer nutricional y ambientalmente. Los alimentos acuáticos deben integrarse mejor en la comprensión de los sistemas alimentarios. Los investigadores deben buscar formas de aumentar la diversidad nutricional en los alimentos acuáticos y secuestrar carbono en ambientes marinos y de agua dulce.
  • Aprovechar la tecnología digital. Los robots, los sensores y la inteligencia artificial se utilizan cada vez más en las granjas: para cosechar y ordeñar vacas, por ejemplo. Los sensores pueden monitorear el origen y la calidad de los ingredientes y productos a lo largo de la cadena de procesamiento de alimentos para reducir las pérdidas y garantizar la seguridad alimentaria. Pero la mayoría de los agricultores y productores aún no tienen acceso, por lo que para difundir sus beneficios, los dispositivos deben ser más baratos y fáciles de comprar y usar. 

Según los autores, la Cumbre de Sistemas Alimentarios de 2021 será una gran oportunidad para acabar con el hambre para 2030 y poner en marcha un sistema alimentario sostenible, pero dejan ver que los debates en su seno serán feroces porque la comida es un tema polémico en el que bundan los desacuerdos sobre los objetivos, las vías y la velocidad del cambio, y los roles de la ciencia y la tecnología, el sector privado y los organismos multilaterales.

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© Cultiviza, 2021.