Reintegrar sistemas agrícolas y ganaderos

Durante el último siglo las principales fuentes de alimentos se han desplazado de los cereales a las proteínas animales, lo que ha aumentado significativamente la producción ganadera intensiva y de monocultivos. Sin embargo, actualmente los sistema agroalimentarios se enfrentan al desafío de producir suficientes alimentos para satisfacer la creciente demanda en condiciones de cambio climático y agotamiento de los recursos naturales. 

Créditos: Pixabay/Eddy-Rita

Un problema de sostenibilidad 

Mejorar los niveles de sostenibilidad es uno de los grandes retos que tiene por delante la agricultura y la ganadería. Por ejemplo, en la agricultura de monocultivos ampliamente extendida, se utilizan grandes cantidades de fertilizantes y plaguicidas para mejorar la salud y los rendimientos de los cultivos, lo que provoca la contaminación de fuentes de agua, el aire y los ecosistemas, así como la contaminación de los propios alimentos.

Por otro lado, múltiples estudios han encontrado también que las explotaciones ganaderas intensivas pueden contribuir a reducir la integridad de la biosfera, el sobrepastoreo y el pisoteo del ganado puede provocar la degradación del suelo, además de otros problemas ambientales debido a los desechos animales y el uso de contaminantes emergentes como antibióticos y hormonas. 

Reintegrar cultivos y ganado

La agricultura sostenible como alternativa a la agricultura intensiva especializada puede incrementar la productividad y la rentabilidad sin generar impactos adversos en el ambiente. Es así como un estudio publicado en Journal of Agriculture and Food Research realizó una revisión profunda del papel de los sistemas agropecuarios integrados en la seguridad alimentaria.

Los sistemas agropecuarios integrados son aquellos que gestionan cultivos y ganado en una sola explotación, buscando generar sinergias entre los componentes del agroecosistema, lo que permite aprovechar los recursos de una manera más sostenible, preservando los servicios ecosistémicos y ayudando a mejorar la seguridad alimentaria.

Esta necesaria integración entre la producción agrícola y ganadera se esfuerza por generar un ciclo de nutrientes cerrado en el que el estiércol de los animales en pastoreo se utilice como abono y suministre materia orgánica para mejorar la fertilidad del suelo, mientras que las tierras de cultivo producen diversos forrajes que son consumidos por el ganado.

El desarrollo de los sistemas agropecuarios integrados tiene una base histórica importante en el origen de la agricultura y la domesticación del ganado, y alguna vez fueron los más comunes en el mundo, pero la intensificación insostenible de la agricultura y las presiones del mercado han impulsado sistemas de producción más especializados y con mayores externalidades. 

Ventajas y desventajas de los sistemas agropecuarios integrados 

Entre las ventajas de los sistemas agropecuarios integrados tenemos:

  • Mayor rendimiento económico, la diversificación de productos tiene el potencial de aumentar el beneficio neto de las granjas en comparación con un monocultivo.
  • Estabilidad de los ingresos, reducción de los riesgos económicos a través de múltiples sistemas de producción ante malas condiciones climáticas o de mercado.
  • Reducción del uso de fertilizantes sintéticos, plaguicidas y otros insumos.
  • Pueden ayudar a suministrar todos los alimentos necesarios, tanto cereales como proteínas animales, para las familias de los pequeños agricultores.
  • Recuperar la salud del suelo a través de un mayor almacenamiento de carbono y fijación de nitrógeno, mejorando así la sostenibilidad de la agricultura.

De esta manera, los sistemas agropecuarios integrados podrían ser una nueva oportunidad para reintroducir el ganado en las granjas, crear un sistema complementario donde el ganado y los cultivos proporcionen un ingreso doble a los productores y ayudar a cambiar la rotación de cultivos para reducir el riesgo de pérdida total de las cosechas debido a cambios en los patrones climáticos asociados con el cambio climático.

A pesar de las diversas ventajas de los sistemas agropecuarios integrados, también puede haber desventajas, siendo una de ellas que pueden ser un proceso complejo de operar y administrar, que exige un mayor conocimiento técnico y compromiso.

Así mismo, los sistemas agropecuarios integrados deficientemente implementados pueden conducir a una mala distribución de nutrientes del estiércol y la orina del ganado, dando lugar a un crecimiento desigual de los cultivos. Las necesidades continuas de mano de obra e infraestructura, inversión de capital y el aumento de las pérdidas de nutrientes a través del reciclaje intensivo están también entre las principales desventajas.

Una herramienta para superar la pobreza rural

En los países de medianos y bajos ingresos, los sistemas agropecuarios integrados contribuyen a la seguridad alimentaria aumentando los ingresos de las comunidades agrícolas de subsistencia, tomando en consideración que aproximadamente el 70% de las personas que viven en la pobreza pertenecen a comunidades agrícolas rurales de subsistencia.

En entornos marginales, las interacciones entre cultivos y ganado pueden contribuir a un aumento estable tanto de la producción de cultivos alimentarios como de la ganadería. Actualmente, la leche y la carne producidas a partir de animales aportan más del 13% de calorías y un 28% de proteínas consumidas en todo el mundo. Además de las necesidades dietéticas como la carne y la leche, los sistemas agropecuarios integrados también producen el 50% de los cereales. 

Resiliencia climática

La sostenibilidad de la producción ganadera se verá afectada por el cambio climático, por lo tanto, una comprensión clara de los desafíos a largo plazo del cambio climático es esencial para una gestión exitosa. Los sistemas agropecuarios integrados son una alternativa viable para reducir la huella de carbono de los productos de origen animal y también para mejorar la resiliencia climática de las granjas a través de mecanismos de amortiguación tanto en el campo como en los procesos, por ejemplo, mejora de la productividad de los cultivos, ciclo de nutrientes, mitigación de riesgos económicos y diversificación de los medios de vida.

En definitiva, la reintegración de los sistemas agrícolas y ganaderos puede proporcionar muchos beneficios potenciales, como altos resultados socioeconómicos y un ambiente regenerado. Sin embargo, su adopción exige un compromiso y un conocimiento importante sobre los cultivos y la ganadería para lograr los mejores resultados. 

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