Los suelos de los arrozales como almacenes de carbono

Los arrozales cubren cerca del 9% de las tierras de cultivo del mundo y sus suelos juegan un rol muy importante en el ciclo del carbono, al poseer condiciones ambientales que promueven su almacenamiento, pero también pueden generar emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) como el metano y el óxido nitroso, que poseen un potencial de calentamiento global muy superior.

Créditos: Pixabay/Quangpraha

¿Cómo afectan los arrozales al clima?

Los cambios en el uso de la tierra y el calentamiento global previsto, a través de sus efectos sobre la productividad, la vegetación y las condiciones del suelo, pueden tener efectos importantes sobre el tamaño de la reserva de materia orgánica en el suelo y afectar directamente la concentración atmosférica de los GEI.

Como los suelos de los arrozales se inundan frecuentemente, estos poseen características que difieren de los demás suelos de tierras cultivables. Esto en vista de que las condiciones anaeróbicas inducidas por las inundaciones desaceleran la descomposición de la materia orgánica, beneficiando la acumulación de carbono orgánico. Sin embargo, estas condiciones anaeróbicas también generan metano por la actividad de los metanógenos, lo que convierte a los arrozales en una de las fuentes principales de emisiones de metano.

Los arrozales también pueden ser un almacén importante de carbono

Los cultivos del arroz representa una gran fuente de GEI en comparación con otros cultivos, pero también posee un gran potencial para la mitigación de GEI mediante prácticas culturales y de gestión. Por ejemplo, el drenaje de los campos a mitad de temporada y el riego intermitente pueden evitar que se generen condiciones anaeróbicas, reduciendo en más de la mitad las emisiones de metano. Algunas de estas prácticas también pueden incrementar puntualmente las emisiones de óxido nitroso. 

Un estudio impulsado por investigadores de la Universidad Agrícola de Shenyang, la Universidad de Ningbo y la Universidad de Goettingen, publicado en Communications Earth & Environment muestra la primera evaluación global del almacenamiento de carbono en los arrozales, en el cual se emplearon datos de 612 sitios distribuidos en 51 países alrededor del mundo para estimar las existencias globales de carbono en los arrozales y determinar qué factores influyen en su función de almacenamiento.

La investigación encontró que el stock de carbono orgánico en los suelos de los arrozales tiene un promedio mundial estimado de 108 Mg ha -1 en la capa comprendida entre la superficie y los 1 m de profundidad, lo que representa un almacenamiento 10% más alto que el promedio mundial para todos los suelos y mucho más que los pastizales y otras tierras de cultivo.

Así mismo, se determinó que las reservas de carbono del suelo de los arrozales pueden disminuir con el incremento de la temperatura media anual y la variación en el pH del suelo, lo que pone de manifiesto la vulnerabilidad de estos agroecosistemas ante los efectos del cambio climático.

El beneficio climático es contrarrestado

Otro hallazgo importante del estudio fue determinar qué la fertilización, el retorno de los residuos de cosecha, así como la labranza cero y la labranza reducida aumentan el almacenamiento de carbono orgánico en los suelos de los arrozales, pero que este efecto positivo generalmente se ve contrarrestado por las emisiones de metano y óxido nitroso, así como por todas las emisiones asociadas a la cadena de valor del arroz.

El equipo investigador espera que los resultados de su trabajo ayuden a reconocer la importancia de los arrozales en el ciclo del carbono y que los datos obtenidos se utilicen para mejorar los inventarios globales de carbono, así como para fortalecer las políticas orientadas a regular el uso de la tierra.

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