Inseguridad alimentaria y altos precios de los alimentos

De acuerdo al Índice de Precios de los Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los precios de los alimentos se han incrementado rápidamente durante el último año en más del 40%, contribuyendo con el aumento de la tasa de inflación en la mayor parte del mundo y generando de esta manera una gran preocupación por la escasez de alimentos en el futuro y la seguridad alimentaria.

Créditos: Pixabay.

Además de las condiciones climáticas desfavorables en países de gran peso en la producción mundial de alimentos como Estados Unidos y Brasil, los sistemas agroalimentos también se ha visto afectados directamente por la pandemia de COVID-19 y la pérdida de poder adquisitivo. Las medidas de confinamiento y cuarentena han reducido la disponibilidad de mano de obra y han generado algunos obstáculos en la distribución y circulación de productos a nivel local y entre regiones. 

Diversos factores complejos se han conjugado para contribuir al incremento de los precios internacionales de los alimentos y seguirán influyendo. Datos más recientes indican que la tendencia ascendente en el índice de precios de los alimentos de la FAO ha disminuido ligeramente. 

Estos altos precios en los alimentos coinciden con una situación de inseguridad alimentaria alarmante. En un informe de mayo de este año, 16 organizaciones, incluidas la FAO y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), revelaron que al menos 155 millones de personas padecieron hambre aguda durante 2020, incluidas 133.000 que necesitaban alimentos urgentes para evitar una muerte generalizada por inanición, un aumento de 20 millones con respecto al año 2019. Según estas organizaciones:

El hambre aguda está aumentando no solo en escala sino también en gravedad

Un artículo publicado en AP recoge declaraciones de la FAO y el PMA sobre proyecciones a corto plazo según las cuales se espera que el hambre aumente en 23 puntos críticos globales como: Etiopía, Madagascar, Yemen, Sudán del Sur, Nigeria, Afganistán, Burkina Faso, República Centroafricana, Colombia, Congo, Haití, Honduras, Siria, Somalia entre otros. Venezuela no se incluyó debido a la falta de datos actualizados.

Estas tendencias de deterioro en la seguridad alimentaria son impulsadas principalmente por la dinámica de los conflictos, así como por los estragos que la pandemia del COVID-19 ha causado a nivel mundial.

Tanto la pandemia del COVID-19 como los eventos climáticos extremos de los últimos meses por sí solos habrían sido graves amenazas para la seguridad alimentaria mundial. Sin embargo, sus efectos combinados pueden acompañarnos durante un largo tiempo. Circunstancias como estas parecen convertirse en sucesos más recurrentes que requerirán respuestas interdisciplinarias coordinadas a nivel mundial para contenerlas y brindarles soluciones sostenibles.

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