El desafío de reducir las emisiones del ganado

Reducir la generación de emisiones de metano del ganado se considera de vital importancia para la mitigación del cambio climático, y es por esto que muchas investigaciones se centran en cómo se reproducen y se alimentan los animales.

El ganado como generador de emisiones de metano

El ganado es responsable de una gran cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero. A nivel mundial, el sector ganadero emite a la atmósfera el equivalente a siete gigatoneladas de CO2 cada año, según las Naciones Unidas. Esto es alrededor del 15% de las emisiones antropogénicas, con una proporción similar a las emisiones de los automóviles. En términos de productos básicos, la carne de res y la leche de vaca son responsables de la mayor proporción de estas emisiones. Y casi el 40% de esas siete gigatoneladas es metano producido por fermentación en el estómago de los rumiantes, principalmente vacas.

Las vacas y otros rumiantes comen pastos y otros forrajes fibrosos que simplemente no son digeribles para la mayoría de los otros animales. Para extraer nutrientes de los carbohidrato complejos como la celulosa de las plantas, el ganado los fermenta en una cámara especial del estómago conocida como rumen. En este ambiente libre de oxígeno, los microbios (principalmente bacterias) descomponen el complejo material vegetal. Pero a medida que ocurre este proceso, produce una gran cantidad de hidrógeno.

A medida que se acumula el hidrógeno, la vaca recurre a otro grupo de microorganismos conocidos como arqueas, que utilizan el hidrógeno como fuente de energía, pero producen metano como subproducto, en un proceso conocido como metanogénesis. Y a medida que este gas se acumula, la vaca lo eructa, lo que es bueno para la vaca, pero no para el clima del planeta porque el metano es un potente gas de efecto invernadero, aunque solo sobrevive en la atmósfera durante una década o dos, tiene más de 80 veces el potencial de calentamiento global del dióxido de carbono, según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).

¿Por qué la ganadería y el metano son un foco de atención?

El período de permanencia del metano en la atmósfera, hace que este sea un buen objetivo a corto plazo para abordar el cambio climático. Es decir, que el efecto de ralentizar o reducir las emisiones de metano se persivirá en una década más o menos y dado que la ganadería es responsable de más del 40% de las emisiones antropogénicas de metano, está se convierte es un buen punto de partida. Por el contrario, la reducción de las emisiones de dióxido de carbono debe ser un enfoque a largo plazo, en el cual nos llevará un tiempo ver los efectos de esto, ya que el dióxido de carbono persiste en la atmósfera durante siglos.

Mejorar la productividad es clave para reducir las emisiones

Es necesario hacer que los animales produzcan más proteínas (leche o carne) por cada kilogramo de alimento que consumen, empleando una combinación de genética y mejoras en la nutrición. Por ejemplo, hay vacas en países de bajos ingresos que producen alrededor de 4 a 5 kg de leche por día. Pero si se cruzaran con vacas Holstein-Friesian, que son famosas por su alta producción de leche, podrían obtener 20 kg de leche por día, manteniendo algunas de las ventajas adaptativas de las razas locales. De hecho, durante las últimas décadas, el enfoque en la cría y el cumplimiento de los requisitos nutricionales ha reducido las emisiones de metano por litro de leche en aproximadamente un 50% en los EE. UU. Ahora hay menos vacas lecheras que hace medio siglo, pero cada una produce más leche.

Suplementación con algas

Para reducir aún más las emisiones, el trabajo de los investigadores se ha centrado en el uso de varios tipos de algas marinas como aditivos para piensos. Algunos ensayos ya han logrado demostrar que agregar varias especies de algas marinas a la comida de una vaca puede reducir la producción de metano hasta en un 90%.

Estas algas inhiben el proceso de metanogénesis. Las arqueas en el rumen de las vacas usan enzimas para descomponer los gases, pero varios compuestos en las algas interfieren con algunas enzimas. Esto significa que los microbios no pueden completar el proceso y se produce mucho menos metano. 

La genética es una alternativa 

Actualmente también se está investigando la cría de ganado genéticamente predispuesto a producir menos metano, tomando en cuenta que la microfauna del rumen varía de una vaca a otra y que esto parece estar determinado por la genética.

El ganado tiene cierto control sobre los microbios de su rumen. La cría para un bajo nivel de metano es la cría para una población particular de microbios en el rumen. 

La ganadería no escapa a los efectos del cambio climático 

El cambio climático conducirá inevitablemente a un cambio radical en los sistemas de producción de ganado. Aunque el aumento de las temperaturas tiene efectos directos sobre en confort térmico de los animales, una consecuencia mucho más grave será el efecto sobre la producción de forrajes. Por lo tanto, las alteraciones en la disponibilidad de agua y los aumentos de temperatura pueden requerir un cambio significativo en la forma en que se cultivan las especies forrajeras. 

Pese a que existe un argumento climático válido para buscar reducir el rebaño global de ganado, con el uso de innovaciones tecnológicas, estrategias y recursos adecuados, el ganado podría seguir desempeñando un papel importante en el suministro de alimentos ricos en nutrientes para muchas personas dentro de un marco ambientalmente sostenible, especialmente en los en los países menos desarrollados, donde el acceso a otras alternativas de proteína puede ser más limitado.

En conclusión, independientemente de tecnología que se promueva para reducir las emisiones de metano del ganado, recompensar a los ganaderos podría ser una buena forma de incentivarlos a reducir las emisiones, esto en vista de que la mitigación puede ser costosa y un costo adicional para las finanzas ya tensas.

Redacción: Cultiviza.

Imagen: Pixabay.